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Rulo cumple 48 años vendiendo los perros

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Francisco D'Agostino

Por Francisco D’Agostino

Alfonzo Restifo es mejor conocido por sus clientes y amigos como Rulo; es una tradición gastronómica y de calidad cuando se habla de perros calientes en Caracas, y actualmente está en plena celebración porque durante este mes de mayo cumple 48 años ofreciendo su inigualable combinado de pan, salsas y las salchichas tipo Wiener de Plumrose.

Aprovechando esta ocasión, Plumrose, en agradecimiento a esa fidelidad mostrada y remarcando su excelente trayectoria durante casi cinco décadas, visitó a Rulo para felicitarlo.

Para Plumrose este aniversario es un motivo de felicidad y aplauden el esfuerzo que ha hecho Restifo para mantener la calidad; ven en Rulo un ejemplo de constancia y trabajo, de valores familiares y tradición de comer perros calientes, un plato que nunca pasará de moda.

Por Francisco D’Agostino

La familia siempre primero

Llegar al carrito de Rulo en la esquina de Las Mercedes (entre calle Nueva York y avenida Orinoco), en Caracas, es encontrarse con un amigo muy cercano y familiar, al menos eso es lo que él, su esposa, su hijo y sus trabajadores, a quienes llama “mis muchachos”, transmiten desde el momento en que los clientes llegan para probar sus perros calientes.

“Estos 48 años para mí son algo especial, yo tenía 12 años cuando empecé en este negocio. Mi carrito es mi vida, me ha dado todo, con él levanté a mis hijos, pagué sus estudios”, decía Restifo, mientras señalaba su negocio.

Sin embargo, Rulo comenta que todo en la vida no es trabajo, para él laborar desde las 11 de la mañana hasta las 9 de la noche es suficiente, porque no cree que deba trabajar de madrugadas o en días feriados, porque sus trabajadores necesitan descansar y estar con sus familias. “El Día de la Madre o del Padre, los muchachos que laboran acá lo tienen libre, ellos están contentos trabajando conmigo, para nosotros la familia es primero”, declaró.

Rulo sonríe al preguntarle por qué comer perros calientes en medio del boom en Caracas de nuevos restaurantes y foodtrucks y dice: “No sé, ¡pero algo tengo aquí!”

Por Francisco D’Agostino