El envejecimiento progresivo de la población ha derivado en un aumento de enfermedades crónicas como es la enfermedad renal crónica (ERC), una patología silenciosa y caracterizada por un diagnóstico tardío. Se estima que el 85% de los pacientes con ERC en estadio 3 todavía están sin diagnosticar1, lo que retrasa el inicio del tratamiento y dificulta el pronóstico y la calidad de vida de estos pacientes. Ante esta situación, el papel del laboratorio clínico resulta clave para acelerar el proceso de diagnóstico, mediante el cribado en poblaciones de riesgo a partir de dos pruebas fundamentales: el análisis de la tasa de filtrado glomerular -para evaluar la función renal- y el análisis del grado de albuminuria-para determinar el daño renal.
Así, el laboratorio clínico ofrece una contribución fundamental a la hora de ofrecer un diagnóstico temprano a los pacientes renales. Sin embargo, las cifras demuestran la oportunidad de mejorar también este proceso, puesto que, según informes de expertos sobre casos como el de Estados Unidos, existen retrasos de hasta 469 días desde que se confirman los resultados a las pruebas de cribado hasta que el paciente recibe un diagnóstico de ERC2. Esta situación podría paliarse resaltando el valor de la labor del laboratorio clínico en el proceso de diagnóstico de los pacientes renales, priorizarlo en los planes de atención sanitaria y, con ello, optimizar su labor agilizando tiempos, aumentando la precisión de los resultados y acelerando el momento de derivación del paciente renal a la consulta especializada.
Para dar respuesta a este reto en aquellos pacientes de alto riesgo que no han sido correctamente diagnosticados, Boehringer Ingelheim ha presentado en Zaragoza el informe de recomendaciones “Recomendaciones para la indicación, realización e interpretación de pruebas para el diagnóstico temprano y seguimiento de la ERC” en el marco de la celebración de la 24 edición del Congreso de Hospitales de la Sociedad de Directivos de la Salud (SEDISA).
El documento, impulsado por la compañía dentro de su programa intERCede[1] para optimizar el proceso asistencial de la ERC en España, busca ofrecer una nueva herramienta que permita estandarizar los criterios para la correcta realización de pruebas diagnósticas, categorización y codificación del paciente renal desde los laboratorios clínicos españoles. Un ejercicio que ha sido posible gracias al consenso de expertos multidisciplinares de áreas clave para el diagnóstico de la ERC como medicina de laboratorio, medicina familiar y comunitaria, medicina interna, nefrología, endocrinología y nutrición, cardiología y gestión sanitaria. La iniciativa contará con el aval de las principales sociedades científicas.
La guía comparte indicaciones dirigidas a aumentar la precisión en el diagnóstico, mejorar la interpretación de los resultados de las pruebas para favorecer la toma de decisiones clínicas, reducir costes sanitarios evitando la repetición innecesaria de pruebas, homogeneizar los métodos empleados en el laboratorio en relación con las pruebas de función y daño renal y, por último, concienciar sobre la importancia de estas pruebas para el pronóstico de los pacientes.
“Nuestra voluntad es apoyar a las organizaciones sanitarias en la transformación y mejora de la atención a las personas con ERC, promoviendo un abordaje multidisciplinar, integral y temprano. Una meta que queremos alcanzar desde la colaboración con el ecosistema sanitario para ofrecer herramientas, como este documento de consenso, capaces de impulsar una transformación en nuestro sistema de salud y en el recorrido asistencial de los pacientes para mejorar su calidad de vida”, ha afirmado Marta Carrera, directora de Market Access & Healthcare Affairs en Boehringer Ingelheim.
De la teoría a la práctica: un plan de implementación para las organizaciones sanitarias españolas
El objetivo del documento es doble: por una parte, destacar el papel que el laboratorio clínico desempeña en el proceso asistencial y, por otro lado, ayudar a las diferentes organizaciones sanitarias españolas a mejorar en el cribado y análisis de resultados para un diagnóstico temprano de la ERC. Por ello, este informe se acompaña de un modelo de aplicación para poder implementar las recomendaciones en las organizaciones sanitarias.
“Las organizaciones sanitarias podrán contar con un modelo de implementación estructurado en distintas etapas. Teniendo en cuenta las recomendaciones compartidas por este documento de consenso, se empezaría con un diagnóstico de la situación de partida del laboratorio clínico en cada organización sanitaria. Habiendo identificado los puntos de mejora de los procesos de cada laboratorio clínico en su entorno asistencial, se diseñará un plan de acción específico para dar respuesta a estas áreas de mejora. Después de ocho meses de aplicación de este plan, llegaría la fase final de valoración y evaluación de los resultados, con indicadores concretos, con los que verificar los logros alcanzados por los laboratorios clínicos en el diagnóstico temprano de la ERC. Todo ello persigue el propósito de evolucionar desde un modelo de atención sanitaria reactivo a uno preventivo y proactivo, que garantice una atención temprana frente la enfermedad renal que evite el deterioro de calidad de vida de estos pacientes”, ha afirmado la Dra. Patricia Fernández-Riejos, Jefa de Sección de Bioquímica Clínica del Hospital Universitario Virgen de Macarena de Sevilla, que ha formado parte del equipo de profesionales encargado de elaborar el documento de recomendaciones.
Avanzar en el diagnóstico temprano para asegurar la sostenibilidad del SNS y la calidad de vida: el caso del Servicio Madrileño de Salud
La presentación del documento de recomendaciones ha tenido lugar en un simposio en el que también se han destacado casos de organizaciones sanitarias en España que han impulsado ya planes de acción para mejorar el proceso de diagnóstico de la ERC fortaleciendo ámbitos como el laboratorio clínico. Como muestra de ello, el Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) ha intensificado en los últimos años sus esfuerzos en la detección temprana y manejo de la ERC, integrando la prevención dentro de la práctica clínica habitual. Entre las acciones impulsadas, se ha trabajado en una automatización de los informes de resultados que activan alertas clínicas automáticas cuando los resultados sugieren un deterioro renal en el paciente, con el objetivo de facilitar una toma de decisiones rápida y una acción precoz en los pacientes diagnosticados.
La Dra. Charo Azcutia, gerente asistencial de Atención Primaria en el Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), ha destacado que: “Nuestro objetivo es incrementar de manera progresiva los diagnósticos iniciales gracias al cribado proactivo y, con ello, mejorar la situación de la ERC y la calidad de vida de los pacientes. La llegada de este documento de recomendaciones reafirma no solo el camino a seguir para un diagnóstico temprano de la ERC, sino también impulsa el papel fundamental del laboratorio clínico para agilizar los tiempos de análisis de datos, confirmación del diagnóstico y derivación del paciente para así iniciar el tratamiento cuanto antes, evitando o retrasando la aparición de la enfermedad renal crónica y mejorar, una vez instaurada la situación de la ERC y la calidad de vida de los pacientes”.
El documento de recomendaciones y el modelo de implementación estarán disponibles para todas las organizaciones sanitarias de cualquier comunidad autónoma interesada, de modo que cada servicio de salud pueda trabajar directamente sobre su situación, potenciando sus fortalezas y mejorando los puntos de mejora analizados a través de este documento de referencia.